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“No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho”
(Aristóteles)
Una tierra no lo es sin sus habitantes, el paso del tiempo y el peso de su historia. Cada persona que pasa por ella, cada guerra, acontecimiento histórico, evento meteorológico, o incluso su forma de celebrar la vida, marcan el carácter, la idiosincrasia y el paisaje de una región. Sin todo esto, una patria no es más que un trozo de tierra. Por la Comunidad Valenciana han pasado un sinfín de personajes, más o menos conocidos y más o menos recordados, que han dejado su huella y han modificado la fisionomía de la región hasta formar la que es hoy en día.
En el año 616 desde la fundación de Roma, el año 138 aC. el cónsul Décimo Junio Bruto, a los que habían luchado en Hispania en tiempos de Viriato dio campos y una ciudad fortificada que se llamó Valencia. Así (han pasado) 21 siglos, así (pasen) muchos siglos más felizmente, el senado y el pueblo valenciano (lo hizo), terminado el siglo 21”.
(Traducción de la placa inserta en el suelo en la Plaza de la Virgen, Valencia)
El conocido como “sitio de Sagunto” fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar en el año 219 a.C. entre los cartagineses, al mando de Aníbal Barca, y los saguntinos, aliados de Roma. Ocurrió cerca de la moderna ciudad homónima, en la provincia de Valencia.
La batalla se recuerda, principalmente, porque desencadenó una de las guerras más importantes de la antigüedad: la Segunda Guerra Púnica.
El sitio de Valencia fue una operación militar emprendida por las huestes de Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador, sobre la ciudad de Valencia. Tras su caída el 17 de junio de 1094, el Cid estableció un principado autónomo del resto de estados cristianos de la península ibérica.
Pocos soberanos dejaron tan profunda huella en su tiempo como Jaime I el Conquistador. Heredó extensos dominios: por parte de su padre, el reino de Aragón y los condados de Barcelona y Urgel; de su madre, María, el señorío de Montpellier. Territorios que amplió con una serie de campañas de conquista contra los musulmanes, que le llevaron a incorporar dos nuevos reinos: el de Mallorca y el de Valencia.
Conquistó la ciudad de Valencia el 9 de Octubre de 1238.
La reina de Aragón, María de Castilla, esposa de Alfonso V y regente, realizó una mediación incansable durante toda su vida, buscando la paz y la concordia entre las Coronas de Aragón y de Castilla y el Reino de Navarra. María utilizó con eficacia la autoridad y la influencia que le otorgaba su parentesco con los distintos reyes y reinas peninsulares. Además, fue una soberana particularmente comprometida con la justicia y con el ejercicio de la misma. También ejerció como mecenas, promoviendo el arte y la cultura en la ciudad de Valencia, donde murió y fue sepultada en el Convento de la Trinidad.
Alfonso V de Aragón, “el Magnánimo”
Hacia 1424, el segundo sucesor de Martín “el Humano”, el Rey Alfonso V el Magnánimo llevó el relicario real al palacio de Valencia, y con motivo de su estancia en Nápoles, fue entregado con las demás regias reliquias a la Catedral de Valencia en el año 1437.
Formaba parte de este relicario el Santo Cáliz, considerado el mismo que se utilizó en la última cena, que se encuentra expuesto en la Catedral, en la capilla del mismo nombre.
Isabel de Villena
Elionor Manuel de Villena, conocida como Hermana Isabel de Villena, fue una religiosa, poeta y prosista española. Está considerada como la primera escritora conocida en valenciano. Su obra ‘Vita Christi’, la única que se ha conservado, está enmarcada en el protofeminismo español del siglo XV. Durante su vida religiosa se rodeó de un nutrido grupo de escritores que la respetaron especialmente por su altura intelectual. Su obra es un contenido indispensable del Siglo de Oro valenciano.
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